Florencia era una estudiante universitaria que vivía en Buenos Aires pero sentía que no encajaba en Argentina. Casi sin pensarlo demasiado se fue a Londres para cambiar de aire y la vida le presentó una serie de oportunidades impensadas que acomodaron su vida en tierras escocesas. A finales de 2001 partió al Reino Unido con dos contactos como referencia: una compañera de colegio y un inglés que había conocido en un viaje a la Patagonia.
Aquel amigo británico le ofreció viajar a Edimburgo en auto para conocer la ciudad y esa escapada representó un gran primer paso hacia el lugar que sería el elegido por ambos para establecerse varios años después. Es que la argentina y el inglés que se habían conocido en Ushuaia son actualmente los padres de tres hijos que conforman una familia que representa una interesante mezcla de las dos culturas. En los vaivenes de la pareja entre acá y allá, habían decidido vivir en Tierra del Fuego, pero la idea de volver a Escocia para «juntar plata para construir la casa» fue lo que marcó el camino.
Sin embargo, el nacimiento de la tercera hija del matrimonio fue el factor determinante para quedarse en Edimburgo y replantear el plan familiar. Él se dedicó a su vocación como maestro escocés y ella se abocó con total convicción a su tarea de mamá full time. Agradecida a todo lo que Escocia les brindó como familia, Florencia sabe que fue una elección acertada no volver a Argentina, a pesar de los momentos de nostalgia y de sufrir por no tener cerca a los afectos.
Pero el destino le iba a dar un giro inesperado a su vida. Por su afición a la fotografía empezó a subir imágenes de paisajes y lugares de Edimburgo a una cuenta de Instagram que abrió con el nombre de Flor de Escocia sin ninguna pretensión. Al mismo tiempo, se dedicaba a dar consejos a argentinos que estaban por viajar y necesitaban de la experiencia de una persona local para organizar su itinerario. Ella brindaba sus servicios de manera desinteresada con la única intención de ayudar. Así era la situación hasta que un amigo le sugirió: «Vos tenés que dedicarte a esto».
La ecuación cerró por todos lados. Era tan obvio que tenía hacer de su pasión una profesión que hasta el día de hoy ella misma no puede creer cómo no se dio cuenta antes de que estaba en condiciones de ser la jefa de su propio emprendimiento. El boca a boca empezó a hacer el trabajo de expansión y Flor se convirtió en una referencia ineludible como anfitriona para turistas de habla hispana que eligen Escocia como el lugar para sus vacaciones.
En diálogo con la periodista Florencia Cordero en el programa Un Lugar en el Mundo, la creadora de Flor de Escocia narró los detalles de su historia de inmigrante en primera persona, se mostró agradecida por todo lo que Instagram le brindó y dejó en claro que hay que tener la mente abierta para estar listo para aprovechar las oportunidades.