En Argentina, el asado es el elemento clave en torno al cual gira la vida social en el país, pero no es lo único que comen, aunque en España a veces la ignorancia nos haga creer eso. Lo puedes comprobar en la mayoría de los restaurantes de comida argentina situados en Madrid que te recomendamos aquí, donde puedes probar la pizza de molde, que no es otra cosa que la versión argentina de este clásico italiano, y también sus famosas empanadillas. Un concepto culinario que viajó hasta América hace ya varios siglos de la mano de los españoles -de ahí que se llamen criollas también- y que ahora está de en España, en cuyas grandes ciudades empiezan a proliferar los locales de fast food y de pedidos a domicilio especializados en empanadillas argentinas.
Las argentinas son muy similares a las empanadillas que conocemos en España en cuanto a su aspecto, pero tienen poco que ver en el sabor. Esto es porque la forma es bastante parecida aunque de un tamaño sustancialmente mayor, si bien la masa es mucho más gruesa y los rellenos clásicos son muy distintos también. Lo de la masa es común con sus pizzas, no aptas para los amantes de las versiones finas. De este modo pueden rellenar ambas elaboraciones con más cantidad.
Si las haces en casa, puedes elaborar una masa como la española, con harina de trigo, para no complicarte la vida, porque en Argentina también este detalle varía en función de la receta regional que elijas. Lo importante para que parezca una empanadilla argentina es el tamaño, del que ya hemos hablado; la forma, que es semicircular; el relleno, del cual te hemos recomendado una buena lista de opciones clásicas argentinas -puedes ser creativa y crear tus propias versiones, por supuesto-; y los repulgues, que son los cierres de las empanadillas. Eso que vulgarmente llamaríamos “el borde”.
El repulgue es importante que quede bien sellado y, en la medida de lo posible, estético. Se suele hacer con los dedos, doblando los bordes de la masa y dirigiéndolos en dirección opuesta. También puedes ayudarte de un tenedor y, aunque ya no siempre sea así, es importante fijarse en el número de pliegues que tiene la empanadilla porque la tradición marca que sean trece pliegues. Dependiendo del relleno puede que lleve algún tipo de marca extra, pero esto es posible que te líe más de la cuenta. En casa no te hace falta porque las vas a hacer tú y si te las vas a comer en un restaurante o pequeño local especializado en ellas, no hay nada como leer la carta y, sobre todo, preguntar a quien las ofrece.
Por último, en caso de que las vayas a hacer caseras, más allá del relleno que escojas y de los detalles que afectan a la masa, debes saber que hay una opción más saludable que freírlas que en Argentina se utiliza de forma habitual: el horno. Quedan muy ricas. Allí, por cierto, es habitual comerlas como aperitivo del asado, pero ya verás cuando te comas una que llenan mucho más que las españolas, así que para ir cogiendo experiencia con ellas, lo más recomendable es, bien hacer una por persona si es un entrante, o bien hacerlas como plato único en una cena. A los peques les encantarán tanto como a ti.