Este 9 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de la partida de uno de los referentes de la UCR.
Ricardo Balbín nació en Buenos Aires el 29 de julio de 1904. En 1922, se muda a La Plata donde obtiene su libreta cívica y se afilia a la Unión Cívica Radical , un año antes había conocido a Arturo Ilia, quien lo introduciría al partido en el que militó hasta su muerte.
Durante el gobierno peronista Balbín sufrirá censura y persecuciones. A pesar de la derrota electoral del 24 de febrero de 1946, los radicales consiguen 44 bancas en la Cámara de Diputados y Ricardo Balbín es electo presidente del bloque radical. En 1949 será expulsado del parlamento bajo el cargo de desacato y encarcelado en el penal de Olmos.. Al año siguiente Perón lo indulta y es liberado justo a tiempo para aceptar la candidatura a presidente de la Nación que le ofrece la Convención Nacional de la UCR para las elecciones de 1952, elección que ganaría nuevamente Juan Domingo Perón , quien no completaría su mandato al ser derrocado por la Revolución entonces llamada «Libertadora” y que fuera apoyada por el radicalismo que integraría la llamada » Junta Consultiva”.
Cinco días después de los bombardeos a Plaza de Mayo del 16 de Junio de 1955, que ya preanunciaban la caída del gobierno de Perón, Balbín habló por radio y expresó entre otras cosas: «lamentamos que el gobierno haya reconocido tan tarde que el radicalismo no se ha opuesto a las conquistas sociales; este retraso ha creado un clima de desconfianza perjudicial para la obra común al servicio del pueblo».
Tras el derrocamiento de Illia por el golpe del general Juan Carlos Onganía, el 28 de junio de 1966, Balbín comienza a abandonar lentamente su tradicional antiperonismo y a acercarse a algunos sectores partidarios y sindicales para organizar un frente cívico opositor a la dictadura. Entrevía ya un horizonte de concordia y colaboración con los otros partidos tradicionales y debido a ello en 1970, la UCR, el justicialismo, el conservadurismo popular, los socialistas y otras fuerzas políticas lanzan un documento titulado: Sin solución política es impensable una solución económica, que lleva las firmas de, Horacio Thedy y Jorge Paladino, delegado personal de Perón. Nacía así la «Hora del pueblo», una agrupación multipartidaria que se proponía la recuperación de las instituciones democráticas. A pesar de no haber concretado muchas cosas importantes que significaban una deuda para la sociedad argentina, fue un buen intento y una anticipación de lo que sucedería más adelante.
En 1971, el presidente de facto, general Alejandro Agustín Lanusse, totalmente convencido que la vía a la democracia era ya una realidad para los militares jaqueados sobre todo por el peronismo, decide llamar a elecciones, siendo Perón el único proscripto virtual, designándose a Cámpora como candidato a Presidente bajo el lema «Cámpora al gobierno, Perón al poder. El radicalismo elige en 1972 su candidato a presidente en elecciones internas. Ricardo Balbín derrota a Raúl Alfonsín e integra la fórmula presidencial junto a Eduardo Gamond. Perdería nuevamente Balbín frente a Cámpora, que entrevía a través de esta victoria, la toma del poder por parte de Perón, lo que efectivamente sucedería en 1973, tras la renuncia de aquel. Balbín también se presentaría a esta elección frente al ya anciano General, acompañándole en la fórmula el joven dirigente Fernando de la Rúa , sacando solamente el 21% de los votos, frente al masivo 61% del peronismo.
De esta época nos queda en el recuerdo su abrazo con Perón y haber dejado de lado viejos enfrentamientos y antinomias, buscando el bien de Argentina, idea de la que participaba ese «león herbívoro” en el que , según las palabras del general, se había convertido el mismo Perón.
El no haberse podido concretar una fórmula Perón –Balbín, a la que mucho adherían con muchas ilusiones es, como ya lo manifestara en otras oportunidades, la pérdida de una esperanza que se hubiera podido concretar en un país diferente.
Frente al féretro de Perón, se tuvo la oportunidad en esta ocasión de escuchar uno de los discursos más bellos y sentidos de la vida política de Argentina, que le aseguraría el reconocimiento y recuerdo de todos los habitantes del país : «No sería leal si no dijera que vengo en nombre de mis viejas luchas, que por haber sido sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal a la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el presidente muerto…Este viejo adversario despide a un amigo….”
Luego de la muerte de Perón, sobrevendría el caos en Argentina, gobernada erráticamente por Isabel Perón y que desembocaría en anunciado tácitamente golpe militar que se denominaría a si mismo Proceso de Reorganización Nacional y que tantas cicatrices y dolores ha dejado a la sociedad argentina hasta nuestros días. Unos días antes de aquel 24 de Marzo de 1976, Balbín auguraba el fin del gobierno peronista y reconocía que no tenía soluciones para el problema, manifestando en aquella oportunidad que «Algunos suponen que yo he venido a dar soluciones y no las tengo. Pero la hay. La unión de los argentinos para el futuro de los argentinos», para finalizar citando a Almafuerte al decir que «todos los incurables tienen cura cinco minutos antes de la muerte».
Estas palabras han sido interpretadas en uno o más sentidos , según la ideología de quien lo haya hecho, desde aquellos que ´piensan que daba vía libre al golpe que sucedería días después, hasta la esperanza de una solución antes del mismo, pasando por aquellos que piensan que se había desentendido de la situación.
También, si bien se pudo, en la visión de algunos historiadores , decir en su momento que tuvo algún tipo de adhesión al gobierno del proceso – recordar su frase «Videla es el General de la democracia…” –también es justo recordar su paso por la Internacional Socialista que tuvo lugar en Venezuela, donde se expidió sobre la necesidad de tomar una posición en contra de la actividad guerrillera y de consolidar la democracia de los países de Sudamérica. Todo ello sin olvidar tampoco que en 1977 no apoyó a las Madres de Plaza de Mayo el responder a un reclamo de su Presidenta que «Usted ocúpese de los muertos, que a mí me duelen, pero yo me ocupo de los vivos para que no mueran».
Además afirmo que «creo que no hay desaparecidos, creo que están muertos, aunque no he visto el certificado de defunción de ninguno», en declaraciones a la prensa en 1980.
A los 77 años de pura militancia radical , el enemigo de todos los seres humanos, la enfermedad, acabó con su larga y consecuente trayectoria política, a través de una compleja combinación de patologías cardiorrespiratorias. A los 77 años partió a dar, en otra dimensión, la mano y el abrazo a quien fuera su adversario y amigo que hacía siete años lo esperaba.
por Armando Pérez de Nucci