La Odisea de los Giles reivindica argentinos estafados en crisis del 2001.
Un grupo de vecinos de un pueblo de la provincia de Buenos Aires estafados durante la crisis económica de 2001 se embarcan en una aventura para hacer lo que millones de argentinos hubieran querido: recuperar el dinero que les robaron.
Ese es el tema del filme “La Odisea de los Giles”, del director Sebastián Borensztein, una especie de reivindicación ficcional para todos los estafados en la crisis de 2001, cuando el gobierno impuso el llamado “corralito” que impedía a los ahorristas acceder al dinero que tenían en el banco, en medio de masivas manifestaciones que pedían que “se vayan todos”.
En este caso, se trata de un grupo muy heterogéneo de personas, con ideas políticas diferentes, que invierten todos sus ahorros para levantar una acopiadora de granos abandonada, en un intento por sobrevivir a la crisis. Pero son estafados por un abogado y un gerente de banco y pierden todo.
“Se trata de este grupo de vecinos que decide tomar el toro por las astas porque sabe que nadie va a hacer nada por ellos (…) Eso es lo que llamamos justicia poética. A mucha gente le hubiese gustado decir: ‘Voy a recuperar lo que es mío’”, dijo Borensztein, de 56 años, en una entrevista reciente con Reuters.
Con un elenco estelar, encabezado por Ricardo Darín y su hijo, “Chino”, la película, que transita momentos de dramatismo aliviados por un gran sentido del humor, se estrenará el jueves en Argentina y participará en secciones no competitivas en los festivales de cine de San Sebastián y Toronto.
El filme está basado en la novela del escritor argentino Eduardo Sacheri “La noche de la usina”, que ganó el premio Alfaguara de novela 2016. Borensztein y Sacheri son coguionistas de la película.
En Argentina es muy común escuchar la frase “somos todos giles”, un término que según el diccionario significa una persona ingenua, con falta de viveza.
Acá “tiene esta connotación de tipo honesto (…) que cumple sus obligaciones, que confía en sus instituciones a pesar de que es traicionado por éstas una y otra vez, como nos pasa a los argentinos y nos volvemos a levantar”, dijo Borensztein, director de filmes como “Un cuento chino” y “Kóblic”.
“Si me preguntas quiénes son los giles en Argentina, te diría que todos menos 10 que manejan los piolines como ocurre en el mundo. Nosotros somos la sociedad, somos la gente que se levanta a la mañana, que va a trabajar, que hace que todo esto funcione”, concluyó.
Argentina atraviesa actualmente otra crisis económica y social, agudizada por la llamada “grieta”, un término que se refiere a la diferencia de posturas entre quienes apoyan a la centroizquierda opositora -que ganó el domingo las elecciones primarias- y la centroderecha que gobierna el país.
Pero Borensztein sostiene que su película, que es una coproducción argentino-española, es “anti-grieta” y refleja un malestar generalizado con las instituciones no sólo en Argentina sino en muchos lugares del mundo.
“Hay un coro de personajes en esta película que representan las diferentes capas sociales en nuestro país (…) Y dejan de lado sus diferencias y hasta sus antagonismos ideológicos en pos de un objetivo común, que es un poco la síntesis de lo que debería ser una sociedad que quiere ir hacia algún lugar para concretar un objetivo. Es una metáfora en ese sentido”, contó.
“Además, hay algo que tiene que ver con el descontento de la gente común, de los ‘giles’ del mundo con el ‘establishment’, hay protestas por todos lados (…) hay un incipiente dejo de desconfianza en todo lo institucional, se cuestiona lo institucional, se cuestiona la representatividad”, concluyó.