Juan Martín del Potro siempre se las arregla para sorprender, para reinventarse entre limitaciones, para golpear la mesa de los grandes cuando parece que la falta de motivación lo vence.
Del Potro es distinto y lo demuestra, todavía hoy a los 29 años y con cuatro cirugías en las muñecas.
Tiene una capacidad de competencia feroz, sólo comparable con los fantásticos del tenis, donde la mente es casi todo.
Entre febrero y fines de agosto, Del Potro lució desganado: jugó 12 torneos, en los que apenas ganó 18 partidos y perdió 12, sumando 760 puntos para el ranking.
Sin embargo, desde septiembre hasta hoy actuó en cuatro certámenes, en los que ganó 14 encuentros y perdió sólo tres, sumando 1375 puntos. Ese sprint final cuando a la temporada le restan unas pocas estaciones para consumirse, es lo que lo ubica cerca de clasificarse para el Masters de Londres (donde juegan los ocho mejores del año), algo que -hasta no hace mucho- parecía una utopía.
«Veinte es un número increíble. Cuando empecé a jugar al tenis nunca imaginé ganar tantos torneos», expresó Del Potro en las entrañas del Kungliga Tennishallen, el tradicional escenario de Estocolmo (inclusive, con butacas de madera).
Allí, ante la mirada de una leyenda como Stefan Edberg, Juan Martín del Potro defendió el título en el ATP 250 al vencer en la final al búlgaro Grigor Dimitrov (8º del mundo) por 6-4 y 6-2, en 1h23m.
El tandilense se marchó de la capital sueca habiendo superado a José Luis Clerc en cantidad de triunfos (378 contra los 375 de Batata; Guillermo Vilas, con 958, y David Nalbandian, con 383, dominan la estadística entre las raquetas de nuestro país) y alcanzando las 20 coronas en el ATP World Tour (lejos de las 62 de Vilas y a sólo cinco de las 25 de Clerc).
Juan Martín del Potro y el punto que definió el partido
El saque, como tantas veces en una carrera tan exitosa como atiborrada de vaivenes, encumbró a Del Potro frente a Dimitrov (se presentaba en la final sin haber perdido un solo set en el torneo).
El argentino anotó nueve aces y ganó el 76% de los puntos con el primer servicio. Además, consiguió 43 de los 47 games disputados con su saque en todo el torneo (91,4%).
«Fue muy notorio lo de mi saque, porque lo hice muy bien durante todo el partido.
Pude mantener siempre mi saque y jugar el mejor partido de la semana cuando más lo necesitaba», aportó Del Potro, que logró defender con éxito las cuatro oportunidades de break-point con las que contó Dimitrov.
Juan Martín del Potro, que había perdido sus últimos dos enfrentamientos con Dimitrov (ambos este año), superó el desgaste físico realizado en las semifinales ante Fernando Verdasco (2h42m).
«No es fácil. A esta altura de la temporada el físico se siente, pero iré a Basilea y trataré de hacer lo mejor posible.
Y después a París Bercy, si me siento en buenas condiciones iré a jugar, dependiendo de lo que el físico me demande y de las ganas», explicó el 19º del ranking, acompañado por Sebastián Prieto como entrenador.
Será 4º favorito en el ATP 500 de Basilea, donde debutaría pasado mañana ante el portugués Joao Sousa.
Tras el título en Estocolmo, el argentino no pierde las esperanzas de clasificarse para la Copa de Maestros: hoy se encuentra a 470 puntos del español Pablo Carreño Busta, el último que virtualmente tiene un pasaje para el O2 londinense.
Parece lejos, pero hay ejemplos de sobra: los retos son un combustible para Del Potro.