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El lunfardo contamina el habla argentina

58 años de la Academia Porteña de Lunfardo

Buenos Aires es la única ciudad del mundo donde se puede bailar con un «chabón», con una «mina», un «mirón», e incluso con un «budín», tomar, «morfar» y fumarse un «pucho», antes de «apolyarse» hasta la mañana siguiente.

En lunfardo, el habla porteña, todo esto no es más que bailar con un joven o una joven atractiva, beber, comer, y fumarse un cigarro antes de retirarse a dormir. El 5 de septiembre de 1953 apareció el libro «Lunfardía», del escritor argentino José Gobello, que rescata ciertas palabras y convierte el lunfardo en hecho lingüístico. Así todos los 5 de septiembre se celebra el día del lunfardo.

Mi amigo Adalberto Rubén, publicista bonaerense, de cuando en cuando me lanza palabros en lunfardo que me dejan a dos velas. De verdad.

Nacido a mediados del siglo XIX en el ambiente del hampa del Río de la Plata, el lunfardo (un término jergal italiano que significa ladrón, maleante) se ha transformado a lo largo de los años y ha superado las barreras sociales y geográficas para incorporarse progresivamente al habla popular de los porteños, los habitantes de Buenos Aires.

«No se trata propiamente de un argot sino de un repertorio de voces de distinto origen surgido con la inmigración europea llegadas a Buenos Aires hace dos siglos», donde se incorporaron términos italianos, españoles, palabras del «caló» y vocablos del portugués y francés.

El tango, ligado también al mundo portuario y arrabalero, popularizó el lunfardo y la literatura terminó por consolidarlo hasta el punto de que muchas palabras lunfardas, «han reemplazado al castellano en el habla coloquial del porteño».

Términos como «laburar» (trabajar), «timba» (casa de juego) o «afanar» (robar) están plenamente incorporados al habla porteña. Otros cambiaron su significado, como «yirar» (girar), que originariamente aludía a los paseos callejeros de las prostitutas, o «quilombo», que en principio se refería a los prostíbulos y hoy se entiende como «desorden».

La influencia del lunfardo traspasa fronteras gracias a la música, al cine, al teatro, las series de TV y sobre todo, al tango que como expresión artística revela el espíritu porteño. Vive en los barrios bonaerenses, en las academias de Japón, en las calles de París y en centros culturales neoyorquinos.

Actualmente los porteños utilizan más de 4.000 vocablos de este lenguaje nacido en el hampa.

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