El 25 de mayo es una fecha muy relacionada a la gastronomía nacional. Además, la llegada del frío invita a realizar recetas para cocinar en la olla o prender el horno. En Recepedia se pueden encontrar recetas fáciles, trucos, concejos e inspiración para cocinar en casa.
El locro es, sin dudas, la comida más solicitada para el 25 de mayo. Se trata de una especie de guiso de origen prehispánico y preincaico, típico de varios pueblos andinos. Su preparación es a base de zapallo, maíz y papas.
Aunque tiene orígenes indoamericanos, en Argentina la receta también sumó aportes gastronómicos europeos como el chancho, los chorizos y el mondongo. Por eso es que existen una multitud de variantes, siendo lo único permanente su base vegetal y el procedimiento de cocción, a fuego lento y durante varias horas.
Tradicionalmente se consume de manera masiva el 25 de mayo, día en que se conmemora la formación del primer gobierno patrio argentino. También es un plato muy pedido los 9 de julio por la declaración de la independencia.
Otro de los pilares de la gastronomía nacional son las empanadas. Se trata de una receta traída a nuestras tierras por los españoles durante la conquista de América, quienes a su vez la adoptaron de los árabes. Frita o al horno, salteña o tucumana, la empanada es un clásico de las fechas patrias que puede ser consumida como una entrada o bien como plato principal.
En caso de querer preparar la masa se debe tener mayor planificación y tiempo ya que se requiere un tiempo de descanso y de estirado. El relleno admite muchas variantes, pero sin dudas no pueden faltar la cebolla y el morrón como vegetales fundamentales. En cuanto a los condimentos se suele utilizar comino, pimentón y orégano, entre otros. También hay muchos que ponen una pizca de azúcar.
Otra preparación típica del 25 de mayo son los pastelitos, aunque en esta oportunidad se trata de una comida para acompañar una colación, preferiblemente unos buenos mates. La ligazón de los pastelitos con las fechas patrias es indisoluble. No existe acto escolar en el que un niño no actúe de vendedor de pastelitos en la plaza con un canasto de mimbre en la cabeza.
Historiadores aseguran que esta receta se popularizó en 1907 cuando en Gouín, un pueblo perteneciente al partido de Carmen de Areco, a 150 kilómetros de Buenos Aires, se celebró un remate importante y el martillero invitó a un gran asado pero se quedó corto de comida.
Entonces un pastelero de la zona apareció con una canasta llena de pastelitos la cual fue muy bien recibida por todos. Esto le dio la idea a Ramón Bereterbide, un habitante de origen vasco, que convenció mediante dos docenas de pasteles, al intendente del pueblo de hacer la “Fiesta Provincial de Pastel” que todavía se sigue celebrando