Alfonsina Storni ha sido una de las poetisas más notables de la Argentina y también de Latinoamérica. Su fantástico legado literario, sumado a los diversos avatares que rodearon su existencia, entre ellos el más destacado, sin dudas, ha sido la decisión de abandonar este mundo suicidándose a instancias del mar argentino cuando supo de la irreversibilidad de la enfermedad terminal que padecía, le añadieron a su figura un interés y un halo de misterio único…
Alfonsina Storni Martignoni nació en la comuna suiza de Sala Capriasca el 22 o 29 de mayo del año 1892, no hay exactitud respecto de la fecha. Si bien sus padres eran argentinos, se desempeñaban al frente de una cervecería en la provincia argentina de San Juan, Alfonsina, nacería en Suiza durante un viaje de éstos, en tanto, en el año 1896, emprenderían el regreso a su patria con la pequeña. Tras permanecer un tiempo en San Juan la familia vuelve a emprender otro destino, en este caso la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe.
Más interesada en la cuestión artística, Alfonsina, decide abandonar el trabajo en el bar familiar de Rosario por la actuación. Para esta época ya escribía.
Desde muy temprana edad, Alfonsina, demostró inclinaciones literarias, que obviamente para una época dominada por escritores hombres resultaba algo inédito, y claro, en muchas ocasiones debió pelear contra esos preconceptos machistas que mandaban en la sociedad en la cual le tocó vivir. Pero ella estaba acostumbrada a ello ya que fue madre soltera, otra situación cuestionable en su tiempo y que obviamente iría tejiendo en ella un feminismo extremo que impregnaría buena parte de su obra artística.
Otra actividad que realizó a la par de su carrera literaria y actoral fue la de docente en diversas instituciones educativas, destacándose su trabajo en este sentido en escuelas de Rosario, en el Teatro Infantil Lavardén, en la Escuela Normal de Lenguas Vivas y en el Internado de Marcos Paz.
En el año 1911 se asienta en Buenos Aires y al tiempo nace su hijo del cual se desconoce quien fue su padre. Una vez en la ciudad capital, Alfonsina, comenzaría a relacionarse con el mundillo artístico y cultural que le abrirían sus puertas y además colaboraría en diferentes publicaciones destacadas de la época, tal es el caso del diario La Nación y las revistas Caras y Caretas, la Nota y Nosotros, entre otros. En ese momento también trabajaba en una empresa que importaba aceite.
Sus recurrentes viajes a Uruguay la acercarían a colegas como Juana de Ibarbourou y Horacio Quiroga, con éste último mantendría una profunda amistad, y en la década del treinta cuando viaja a Europa conocerá a otro referente: el autor Federico García Lorca.
En materia literaria, Alfonsina, también incursionaría en dramaturgia y en la literatura infantil.
El 25 de octubre del año 1938 decide suicidarse en la ciudad balnearia de Mar del Plata tirándose a la escollera del Club Argentino de Mujeres. Algunas leyendas alrededor de este hecho incomprobable dicen que en realidad la poetisa se habría internado de a poco y a paso lento en el mar.