El ex piloto festeja su cumpleaños y recuerda su trayectoria llena de éxitos.
El hombre nacido en Ramallo el 28 de diciembre de 1950 se vinculó al automovilismo desde joven, y con el tiempo se convirtió en un personaje polémico.
Una estrella del fútbol, a minutos del comienzo de un clásico y ante 50 mil almas que lo esperan para vivarlo, no anunciaría su retiro minutos antes del inicio del encuentro. Pero Juan María Traverso, quien este lunes cumplirá 70 años, sí lo hizo y pasó así la película de sus 35 años de trayectoria como piloto de automovilismo.
Solo diez segundos le bastaron a Traverso para decir «no corro más», a minutos de largar la tercera serie de TC en Olavarría, el 7 de agosto de 2005, y se fue del circuito para «sufrir» los domingos que lo esperaban sin carreras.
Esa fría mañana, en el autódromo Hermanos Emiliozzi, estaba con su amigo y ex piloto Miguel Angel «Toto» Echegaray tomando mates en su motorhome, y diagramando cómo iba a ser su día en una carrera más de TC con su Torino.
«Me fui a poner el buzo antiflama para correr la serie, y en esos diez segundos hice un click y me pasaron 35 años corriendo por la cabeza. Y me dije: no corro más», recordó Traverso a Télam.
Lo más curioso fue cuando le dijo a Toto «no voy a correr más», y su amigo le preguntó «¿qué pasó, te peleaste con alguien?». El piloto le respondió que no. «Se me fueron las ganas», le dijo Traverso al Toto Echegaray, quien le dio otro mate y le dijo «te felicito».
Juan María Traverso nació en Ramallo el 28 de diciembre de 1950, y lejos de hacer las divisiones inferiores en el automovilismo, se pegó a su amigo y coterráneo Marito García, que incursionaba en el TC con un Torino Liebre 1 y 1/2, que era del arrecifeño Carlos Alberto Pairetti, y un buen día le reconoció a Marito que le gustaría correr, pero que no sabía cómo decírselo a su padre.
García juntó a su padre y al de Juan María para convencerlo, y a regañadientes el «Flaco» Traverso tuvo el visto bueno para que intentara en el automovilismo: debutó el 31 de octubre de 1971 en Pergamino, con poca fortuna, pero de a poco fue creciendo a puro coraje y «pata a fondo».
Hasta que el 21 de octubre de 1973, tras la muerte en competencia del tucumano Nasif Estéfano, piloto del equipo oficial Ford, la marca del «óvalo» le ofreció al joven Traverso subirse al Falcon.
En poco tiempo, el audaz piloto mostraba su «pasta»: ganó su primera carrera en el TC el 11 de noviembre de 1973, en la Vuelta de 25 de Mayo, y después se sucedieron los triunfos hasta lograr el bicampeonato de TC en 1977 y 78, con la preparación del «Polaco» José Miguel Herceg.
Traverso intentó insertarse en el automovilismo internacional, y en 1979 partió a Europa a competir en la Fórmula 2, antesala de la Fórmula 1. Lo hizo con un March-Hart 792, pero tras actuaciones dispares decidió regresar al país para sumarse al equipo Ford de TC 2000 con una coupé Taunus.
«Usted prepáreme el auto, que de ganar me ocupo yo», le dijo Traverso a comienzos de 1986 al prolífico preparador Oreste Berta en su fortaleza de Alta Gracia, y se sumó al equipo oficial Renault de TC 2000: fueron seis campeonatos los que ganó la dupla entre 1986 y 1993.
Como sucedió con todos los preparadores que trabajaron con Traverso, la relación con Berta no terminó de la mejor manera: «Flaco, si seguimos juntos el automovilismo se acaba», le dijo Berta. A Traverso no le gustaba que el «Mago» de Alta Gracia dijera que «el mejor piloto, con un mal auto, no gana».
Pero hubo una carrera que quedará en la historia del automovilismo argentino y fue el 3 de abril de 1988, en General Roca, Río Negro, cuando Traverso -faltando muy poco para el final- iba en punta pero asediado por el desaparecido Silvio Oltra. Su auto comenzó a prenderse fuego en su interior, pero lejos de amilanarse el «Flaco» aceleró y le ganó la carrera por un auto de ventaja a Oltra.
Otro mojón importante se dio en 1995, ya que armó un grupo de trabajo para preparar un Pequgeot 405 de TC 2000, y una Chevy de Turismo Carretera a la vez, con Jorge Pedersoli como preparador; Alberto Canapino en los chasis; y Alberto Scarazzini como director deportivo.
Ese crisol de excelentes profesionales fue el respaldo para que Traverso ganara los dos campeonatos de las categorías más importantes del país.
Pero si hay algo que lo caracterizó a Traverso, más allá de sus dotes para conducir cualquier auto de carrera, fueron sus frases polémicas, cargadas de ironía, punzantes, sin filtro y sin mirar a quien tuviese en frente. Por eso en el ambiente del automovilismo coinciden en que «es Traverso, odialo o amalo».
El 23 de mayo de 2004, en una lluviosa jornada en el autódromo de Río Cuarto, en una carrera de TC, Gabriel Ponce de León tocó con su Ford al Torino de Traverso, que iba en punta, en plena recta, y el auto del «Flaco» fue a dar contra el paredón.
«Me tiró a la mierda el pendejo hijo de p…. ese. ¿Si estoy bien? Estoy para cargarlo bien a trompadas, mocoso de mierda y la c… de su madre», explotó apenas se bajó de su maltrecho auto. Más allá de cientos de amenazas, jamás se agarró a trompadas en una carrera.
Tiempo después se disculpó con la madre de Ponce de Léon, pero los audios de ese insulto fueron usados como tono de llamada de muchos teléfonos celulares.
«Una vez Ponce de Léon me trató de usted y yo me calenté. Se asustó y me pidió perdón, pero me dijo: ‘Perdóneme…’. Y ahí sí casi le meto un bife», contaba entre risas.
«Desde que tengo uso de razón le dediqué mi vida a los autos», es una de sus frases de presentación, y también «algunas actitudes parecen soberbias. Yo digo lo que pienso, que es distinto».
«Los corredores de mi época debían tener coraje y además manejar un poco. Los pibes de hoy no tienen miedo de perder la vida y muchos son fabricados, no sienten la pasión por lo que hacen», es una de sus últimas definiciones con el sello polémico de siempre.
Su gran rival fue sin duda Rubén Luis «El Loco» Di Palma, y del arrecifeño dijo entonces: «Somos amigos, es un gran piloto que sabía lo que hacía arriba del auto. ‘El Loco’ fue más ídolo que yo, porque le ganó a dos generaciones de pilotos».
Traverso corrió la primera carrera de TC con un Torino en 1971, y cerró su prolífico derrotero con otro Torino, el 7 de agosto de 2005.
Con 54 años al día de su retiro, atrás quedaba una trayectoria excepcional con 16 títulos nacionales: seis coronas de TC (cinco con Ford y uno con Chevrolet) y 46 victorias; siete títulos y 68 triunfos en TC 2000; y 19 victorias y tres campeonatos en Top Race.